La capa de la vulnerabilidad.
Actualizado: 18 may 2021
El hogar de nuestro niño herido y asustado.
En este estado puro, nuestra energía consiste simplemente en energía libre que fluye y en sentimientos: el estado de un niño no reprimido y espontáneo respondiendo a su mundo.
Hay en el alegría, sexo, ira, tristeza, creatividad, silencio, etc...yendo y viniendo según los cambios de los acontecimientos y las circunstancias.
Si nos hubieran apoyado y animado a descubrir y expresar esas energías naturales y todas las fuerzas recibidas hubieran sido de amor, atención y comprensión, es posible que nos hubiéramos mantenido en ese estado completamente puro y confiado. Cuando la vulnerabilidad está mezclada con la confianza, puede ser experimentada como algo suave y receptivo, expansivo y maravilloso. Pero sin confianza la vulnerabilidad, produce miedo. Ahora nosotros sentimos la vulnerabilidad con miedo, porque nuestra confianza fue muy dañada. Vamos a echarle un vistazo a lo que pasó.
Nuestra vulnerabilidad fue traicionada.
A través de los tiempos la sociedad y la religión han intentado, con bastante éxito, recluir al hombre en la conformidad, reprimiendo nuestra locura, nuestra sexualidad y nuestra autenticidad. Han utilizado el recurso del miedo y la culpa para reprimir esas energías vitales, y se nos infundió ese miedo con la amenaza de retirarnos la nutrición, el amor, o la salvación. Nuestros padres, profesores y figuras religiosas fueron los instrumentos inconscientes de esa represión. ¿Y qué otra cosa podían haber hecho? Ellos también fueron víctimas impotentes de la misma represión.
Ahora nuestra vulnerabilidad esta cubierta por una capa de vergÜenza y shock, Debajo de esta vergÜenza y shock hay profundos sentimientos de traición, dolor, ira y desesperación: el dolor y la ira por ser abusados, descuidados, no aceptados, no apreciados y malentendidos: por ser presionados para cumplir y conformarnos, teniendo que reprimir nuestra sexualidad y nuestra vitalidad. Guardamos toda esa ira y dolor en nuestra capa media. En una situación ideal, viviendo en un mundo libre de violencia, represión e insensibilidad, nos podríamos haber mantenido en un estado puro, pero eso no ocurrió por que ninguno de nosotros ha sido creado por padres iluminados en una sociedad iluminada. Entonces, inevitablemente, las heridas y el shock llegaron. Enterramos nuestros sentimientos acallados, no experimentados y nuestra viveza en la capa media, cubiertos por la culpa, el miedo y la falta de vida.
